Guatemala es un país multiétnica y cultural; nuestros derechos como pueblos indígenas, está plasmado dentro del convenio 169, donde reconoce estos derechos colectivos que nos amparan.
Los mayas actuales forman uno de los pueblos indígenas más numerosos de América y también de los demás diversos. Descienden de la civilización clásica que habitó en bajas de Mesoamérica y de y de migración mexicanas. A pesar de compartir una misma y evidente raíz cultural que se extiende por México, Guatemala, Honduras y el Salvador, su reivindicación como pueblo data de los años.
Dentro de las cuatro culturas de Guatemala como maya, xinca, garífuna y ladino, cada uno cuenta tiene sus propios idiomas, trajes y costumbres.
Religión:
La espiritualidad maya no se puede apartar de nuestra cultura; en ambas se plasma en el calendario maya, formando por la combinación de 13 números y 20 fuerzas o nahuales. Esta fuerza orienta la vida humana. Los sacerdotes mayas son los que dirigen las ceremonias de agradecimiento. Generalmente en altares situados en los cerros o barrancos en donde queman copal y candelas de colores, siguiendo el orden del calendario. En nuestras comunidades mayas cuentan con lugares importantes para practicar las ceremonias mayas.
La constitución política de Guatemala de 1985 garantiza la libertad religiosa, (art. 36). No obstante, las creencias y prácticas espirituales indígenas, han sido más o menos perseguidas a lo largo de los siglos replegándose al ámbito privado.
Todavía hoy en día, existe la creencia de que los curanderos, ajq’ij, sacerdotes mayas, guías espirituales o contadores de los días son brujos que hacen daño a las personas.
Realmente los sacerdotes mayas han centrado parte de sus esfuerzos en la revalorización de dichas creencias, y la posibilidad de su ejercicio público, reivindicando la participación indígena en la gestión de los lugares sagrados del país.
Economía:
Nahualá es un Municipio eminentemente agrícola. Muchas de nuestras comunidades indígenas son campesinos que combinan el cultivo de su propia siembra de maíz y frijol con su propio trabajo de jornaleros. Dentro del comercio es también una actividad primordial que lleva a cabo por hombres y mujeres con su tierra. Sobre todo con mujeres indígenas que venden sus productos en los numerosos mercados del país.
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